17 AGO 2013 EL ESPACIO COMO PERSONAJE (TÉLAM)

 Original: Telam

En Rugh Rujfsh, el escritor Pablo Judkovski continúa ampliando la serie de novelas con protagonistas que aparecen y reaparecen, esta vez metidos en la construcción de un muelle donde la desolación y la intemperie componen un espacio que es el personaje que acompaña esas almas perdidas.

 

El libro, publicado por la casa Crack-Up, titulado tal cual una onomatopeya, explora una suerte de fin de mundo en el sur del país, habitado por unos solitarios, abandonados o dejados de lado por la máquina de la producción y el consumo, sostenido en una fragilidad que sólo orienta.

Judkovski nació en Buenos Aires en 1971. Publicó las novelas Mar para Bastián,HiemalPassa y Enero en Bernabé.

Este es el diálogo que sostuvo con Télam.

T : Si se puede hablar de personajes enRughRujfsh, ¿qué los caracterizaría respecto de la intemperie que caracteriza a los personajes de tus novelas anteriores?
J : Creo que en todas mis novelas los escenarios, no solo acompañan a los personajes, sino que se erigen en uno de ellos. Un escritor amigo siempre me pide que, de una buena vez, me siente a escribir una novela cuyos personajes sean solo los escenarios, los espacios. Es un hermoso desafío porque invita a indagar sobre los límites de la escritura narrativa.

En RughRujfsh, una cuadrilla de obreros liderada por Passa que, en mis anteriores novelas, tienden rutas y caminos, aquí deben someterse a las tempestades marinas para erigir un muelle desolado. Son intemperies distintas pero, en todas, sufren el rigor de los vientos, las lluvias, los fríos y calores intensos.

T : La sensación de intemperie, junto con la extrañeza y la idea de último mundo, último mundo por conquistar, siempre está presente, sostenida en una trama muy frágil. ¿Esto es así? ¿Así es el mundo?
J : Sí, es la finisterre, la sensación que tras esa costa tempestuosa, atravesada por el siseo permanente del viento, están los abismos, las bestias, lo desconocido, lo inexplorado. El título onomatopéyico de la novela tiene algo que ver con eso. Rugh refiere al rugido de una bestia emergiendo desde las profundidades tan solo para salir a respirar. Y Rujfsh es el sonido -a mi modo de ver- más ajustado a la rompiente de una ola. ¿Si así es el mundo? No lo sé. Al menos, así es el mundo de la escritura, una puesta en peligro permanente, algunos pasos certeros y muchos otros en falso, sostenida -como bien vos lo definís- por una trama muy frágil.

¿Es necesario, acaso, conocer el proceso técnico de la construcción de un muelle para poder narrarlo? Yo creo que no, que no hace falta. En el caso de mi novela, el muelle se fue levantando tan solo para dar avance a la escritura.

T : La construcción del texto, ajena a las retóricas al uso, ¿es deudora de lecturas precisas, de cierta incurable melancolía o de cierta alegría de estar lejos de las luces del set o de todo eso?
J : Desde ya, un poco de todo eso que referís. La escritura es, sin dudas, deudora de otras lecturas previas, las que están presentes durante todo el proceso de creación.RughRujfsh abreva en Para una tumba sin nombre de (Juan Carlos) Onetti o en La pesquisa o Glosa de (Juan José) Saer, por citarte algunas. En todas ellas, en esencia, el texto avanza casi ciegamente hacia su propio encuentro. Creo que, mientras el escritor va desplegando su obra, hay una pregunta que no deja de formularse nunca: ‘¿Para qué escribo, para qué, para qué?’. La respuesta es una sola: la obra terminada.

En cuanto a la melancolía, es, sin dudas, un atributo porteño. Digo atributo para no asignarle un valor, para no tener que definir si es un defecto o una virtud. Y claro está que aparece al escribir. Si Buenos Aires tuviese playas, los porteños nos la pasaríamos aquietados, en silencio, cantándonos para adentro un viejo tanguito y mirando hacia la inmensidad; los cariocas, en cambio, se juegan un buen partido de fútbol.

En relación a las luces del set, pues bien, es innegable que uno quiere que lo lean, difundir su obra. Esa inquietud está siempre. Pero el resplandor mediático no debería exceder de lo tenue, como la luz de un velador. Hay que dejar que la obra viva por sí sola.

T : Esas entradas al texto, provocan la impresión de que la cosa podría dispararse a cualquier lado. ¿Escribís con un plan previo, notas, algún orden en particular?
J : No, no tengo un plan previo. Hay un momento de aparición, de parición, de alumbramiento. En el caso de RughRujfsh, una persona muy querida para mí, dedicada a la investigación, me contó  un proyecto en el cual estaba trabajando, vinculado a la construcción de un muelle en las costas de nuestro sur.

Enseguida se me apareció en mi cabeza mi cuadrilla de obreros liderada por Passa, inmersa mar adentro. A partir de ahí, le pedí que, por favor, no me dejara de contar, que me mostrara planos, fotos. Yo quería tener una vaga idea del proceso de construcción de ese muelle.
T : ¿Qué será de nosotros sin Bastián?
J : Bastián es el bastión de mi escritura, es quien vive golpeando en mi ventana para denunciarme las incomodidades cotidianas que hay en el mundo, pateando todos los tableros que construye la realidad. Y como es un personaje que -si bien nació surfista- decidió dedicarse a la escritura, eligió narrar en lugar de vivir.
Ahora bien, no sé quién será Bastián para el lector. Eso ya es ajeno a mí. Cada cual lo traducirá a su propio argot.

 

Rugh Rujfsh
Pablo Judkovski

 

$ 12990

Colección: Serie Vento
Género: Narrativa, Novela
Año de edición: 2013
ISBN: 978-987-28697-1-7

 

“Ya no hay hombres quietos, callados, mirando el techo; hombres solos, sentados, perdiendo el tiempo; hombres solos, perdidos, buscando la manera más virgen para mantenerse de pie; hombres solos, que escriben y callan porque les resulta más tedioso decir, con la palabra inefable atascada entre lengua, glotis, paladar, labio y maxilar, viendo, apenas, cómo va cayendo la tarde, cómo el ciclo del oro verde vira hacia el apagón inexorable”.

En Rugh Rujfsh, Bastián relata el proceso de construcción de un muelle inmerso entre el oleaje de unas playas desoladas del Sur y las vicisitudes que debe atravesar una cuadrilla de obreros liderada por Passa, cuya finalidad no será otra que la de desplegar el avance de su propia escritura.

Poblada de los mismos personajes y escenarios que aparecen en las anteriores cuatro novelas de Pablo Judkovski, el título onomatopéyico de la obra invita a interpelar el alcance, el sentido y los límites de la palabra escrita. Rugh refiere al rugido de una bestia emergiendo de las profundidades marinas; Rujfsh, a la rompiente de una ola tempestuosa.

 

 

Mica

 

 

 


 

ARIEL SEBASTIÁN DÍAZ
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